<<__Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.>>

Agatha Christie

domingo, 22 de abril de 2012

2 x 10 = 20

A lo largo de mi vida he podido aprender muchas cosas, importantes para unos, importantes para otros, vanas para unos o vanas para todos... Algunas son hechos absurdos impuestos por la cultura, por la sociedad, por la política o por la copia de todo en general.

Cuando era pequeña aprendí que los niños deben llevar el pelo corto y las niñas lazos pomposos de colores en sus coletas. Aprendí que "jugar al futbol es de chicos" y jugar "a papás y a mamás" es cosa de niñas. Aprendí que yo debía llegar vestidos y mi primo pantalones, que estaba mal visto que él se pusiera los zapatos de mi tía y se pintara los labios de rojo. Aprendí que yo no debía mancharme de barro o jugar al fútbol. Aprendí que debía pintarme las uñas y jugar a la comba. Aprendí que él tenía que desear ser médico, abogado o empresario y yo maestra, veterinaria o ama de casa.

A los siete años aprendí que tenía que apuntarme a baile, ballet, danza o música y mi primo a fútbol, baloncento, atletismo, natación o idiomas. Aprendí que... todo eso que había aprendido era una mentira. Que la forma de vestir de los niños está en la educacíón de los padres. Que estudiar idiomas, jugar al fútbol o ir a clases de natación era cosa de todos. Y que los pensamientos vanos de ser ama de casa, maestra o veterinaria, solo se habían transformado en deseos de ser médico. Que jugar a la comba es divertido pero mancharme de barro era colosal.

Que el azul del cielo y los colores del mundo solo son efectos ópticos, que la luna no es de queso y que no puedo taparla con el pulgar. Aprendí que los niños no los trae la cigüeña y que ponerte aparato no hace gracia, a parte de que todo el mundo piense que tendrás unos dientes perfectos.

A los 12 años aprendí que el instituto no es más que un lugar lleno de gente que cree ser adulta y solo son un puñado de críos. Que el mundo real está más allá de "con quién se ha liado María" y de "qué me pondré mañana para ir a clase y gustarle a Daniel". Aprendí que estudiar probablemente es lo menos interesante que se nos presente a los 15 años pero es lo más necesario después de los 25. Aprendí que aprobar los exámenes y dar lo mejor de ti, solo te puede traer buenas cosas y que te digan "empollón" solo es un mal menor del momento cuando en un futuro puedas aspirar a un trabajo.

A los 17 años aprendí que los corazones se parten, pero no literalmente y que los años no curan todo, pero sí que lo mejoran. Que los problemas se afrontan con discusiones y que cuanto antes se solucionen, mejor nos irá. Que suspender matemáticas es solo un tropiezo y que ir al pueblo es aburrido. Aprendí que viajar al extranjero y liarse la manta a la cabeza hace que seas una máquina del francés.

A los 18 años aprendí que el alcohol no es una actividad de ocio y que "ir de botellón" no es tan maravilloso como lo pintan. Aprendí que al final, cada uno da lo que recibe y recibe lo que da. Aprendí que todo el mundo hace amigos y que cuando unos vienen, otros se van. Aprendí que la SELECTIVIDAD y 2º de Bachillerato es duro pero el verano de después es maravilloso.  Aprendí que hay que ser algo en la vida y es mejor elegir bien ya que nos influirá notablemente. Que las decepciones llegan y que tomar un camino alternativo no es tan malo. Y que soy capaz de escribir una buena historia.

A los 19 años aprendí a que no todo el mundo tiene las mismas opiniones y que la educación más que un derecho es cuestión de dinero. Que el paro es un número de muchas cifras que encierra muchas personas y que no todo el mundo tiene la vida resuelta. Aprendí que no todo el mundo tiene lo que se merece, y que la gente muere. Aprendí que todos mentimos y que a veces, nos pagan con la misma triste y vieja moneda de siempre. Aprendí que si uno pone empeño, consigue lo que quiere. Y que hay más vida fuera del país. Aprendí que la sinceridad y ser uno mismo puede resultar beneficioso y que luchar por lo que uno cree y razona es la llave de la honestidad.

También aprendí que las rosas, aunque se marchiten, siguen siendo bonitas y que una mano amiga vale más que 15 euros. Que las personas tienen dignidad solo por el mero hecho de serlo. Aprendí que odio el chat de las Blackberry's y que en la universidad no se puede vivir sin portátil. Aprendí que Angry Birds es un vicio y que los exámenes de junio traen muchos dolores de cabeza y alguna alegría. Aprendí que los viajes con amigos son para recordar y que las fotos son la mejor representación de nosotros. Aprendí que me encanta vivir fuera de casa y que el autobús está sobrevalorado. Aprendí que los trenes son un medio de vida y que me gusta poner caras raras. Y que algún día tendré entre mis manos una Reflex.

Dentro de 13 días, serán 20 años y aún así me paren pocos para lo que la vida me va ha hacer aprender.


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